viernes, 29 de agosto de 2014

A los héroes del cielo

leonoticias.com       29/08/2014





La Guardia Civil ha elaborado un vídeo en el que homenajea a los tres guardias civiles -el capitán Emilio Pérez Peláez, el teniente Marcos A. Benito Rodríguez y el guardia civil José Rodríguez Conejo- fallecidos el pasado 24 de agosto al estrellarse su helicóptero durante una operación de rescate en una montaña en la provincia de León.


Con una música muy emotiva de fondo, el trabajo repasa con fotografías y vídeos de diversas operaciones la labor de estos tres guardias civiles y finaliza con un "...el cielo ya era suyo".

Vaya desde este modesto blog mi Homenaje ha estos hombres que no dudaron ni un segundo en dar la vida por otra persona, y mi agradecimiento por la labor que prestan a nuestra sociedad.


























ACCIDENTE EN LA MONTAÑA: TESTIGO DIRECTO




La última mirada de Conejo: "Ponlo a salvo"


Un ‘greiman’ retrata a los guardias civiles fallecidos durante el rescate y detalla el accidente que siguió desde la emisora de la base de Sabero. El testimonio del especialista del Greim de Sabero —’greiman’, en el argot montañero— y compañero de los tres agentes fallecidos durante el rescate en La Polinosa es quizá la mejor crónica del trágico accidente que se vivió en Maraña el domingo. Anselmo Vidal difundió el escrito que se reproduce a continuación desde la plataforma www.foropicos.net, que reúne a amantes de la montaña. Vidal retrata a las víctimas, al sargento que sobrevivió y al herido y reconstruye los hechos para explicar qué significa un compañero en esta especialidad






DL | LEÓN 29/08/2014

Relato del greim Anselmo Vidal sobre el accidente que costó la vida a tres agentes de la Guardia Civil en el pico La Polinosa, en Maraña, en el corazón de Picos de Europa, cuando su helícóptero se estrelló durante el rescate de un deportista que participaba en un raid nocturno. Hubo un agente superviviente, el sargento Enrique Ferrero, Kike, que puso a salvo al herido, escaló hasta la cima para pillar cobertura y comunicar el accidente y después se negó a ser trasladado a un hospital y se quedó para participar en el rescate de los cuerpos de sus tres compañeros. Los dos pilotos y el agente rescatador eran especialistas de élite formados en rescates en alta montaña y situaciones difíciles. Vidal estaba al frente del teléfono en el cuartel del Greim en Sabero cuando se produjo el accidente. Así lo vivió:


"El capitán Emilio era un piloto con mucha experiencia en rescate. Profesionalmente era nuestro piloto preferido porque sabíamos que siempre nos acercaba lo más posible hasta el montañero accidentado y sin ponernos en peligro en situaciones que él dominaba como nadie.
Recuerdo una vez que le costó muchísimo dejarnos en tierra junto a un herido. Desde el aparato notábamos que aquello saltaba y se movía de una forma fuera de lo normal, pero al descender a tierra es cuando realmente notamos el fuerte vendaval. Nos dejó con un apoyo de patín parcial y remontó el vuelo en espera de que metiéramos el herido en la camilla para volver a recogernos. Desde tierra nos daba la sensación de que el viento había aumentado aún más desde que bajamos.
Mi compañero y yo sabíamos que con ese viento iba a ser muy difícil volver a acercarse por lo que ya nos estábamos mentalizando para una dura y larga jornada de porteo de camilla. Buscamos un punto que nos parecía mejor y le marcamos el aterrizaje con los brazos en alto, casi sin poder mantener el equilibrio por las sacudidas del viento. El aparato se acercaba dando grandes saltos en el aire y meneándose más que una mosca cojonera. Ningún piloto humano conseguiría posarse con un viento así. Ningún piloto, salvo Emilio. Para él fue una maniobra de rescate más, en la que en todo momento llevó el control de la situación sin inmutarse lo más mínimo. Segundos después estábamos todos volando con el herido de camino al hospital.


El teniente Benito era el piloto que todo compañero querría tener en su unidad. Manejando el helicóptero era un virtuoso. ¿Alguna vez habéis visto a esa gente que con una bicicleta realizan equilibrios increíbles subiendo a cilindros de cemento, rodando a lo largo sobre barandillas del ancho de su rueda, etcétera? Pues ese era Benito en versión helicóptero. Realizaba maniobras en montaña con una precisión y soltura impresionantes. Nunca daba por perdido un objetivo sin haberlo intentado antes. Y si no lo conseguía nos pedía perdón por tener que dejarnos tan lejos. Era todo un piloto de acción que cada vez que terminábamos un rescate revivía con nosotros los momentos más tensos del vuelo, diciéndonos cosas como, por ejemplo, «¿vistéis cómo nos lanzó el viento contra la pared, que flipe, eh?»


El guardia Conejo era un Greiman de Sabero. Compañero diario de trabajo… Ser compañeros de trabajo en una profesión como la nuestra es diferente. Yo soy montañero en mi vida privada y creo que la mejor forma que se me ocurre de enseñaros cómo es nuestra relación es trasladándolo a una visión montañera.
La relación entre montañeros y escaladores es diferente. Los lazos que se crean después de compartir una jornada de montaña son muy grandes. Cuanto más dura es la jornada, más gratificante se vuelve ese lazo de amistad. Al ponerte en manos de tu camarada estás no solo confiándole tu vida, sino también la llave de tu corazón. Día sí y día también, nosotros vivimos esta situación. Es un sentimiento de confianza mutua entre compañeros, reforzado por el claro objetivo en que el herido que tienes a cargo salga de ahí sin problemas.


Os voy a contar un pequeño relato para que conozcáis esta aplicación en grado superlativo. Un chico que estaba realizado una carrera por montaña de estas de súper héroes tuvo una caída en el pico La Polinosa. Tuvo la desgracia de caerse y ocasionarse una fractura abierta de tibia. Un compañero que iba con él avisó del problema y dada su situación y lo entrada de la noche se decidió acudir en su auxilio al amanecer en helicóptero.
Mis compañeros lo localizan y, en un primer apoyo parcial de helicóptero, se bajan y entablillan al herido.Por la inclinación del terreno, la buena forma física y voluntariedad del herido deciden que lo pueden subir directamente al helicóptero sin usar la camilla. El aparato regresa y vuelve a apoyar en el mismo lugar para que suban. El primero en subir es Conejo para ayudar desde dentro a que suba el herido. 
A continuación mi compañero Kike ayuda al herido a que se incorpore y se suba al aparato. Conejo le agarra firmemente el brazo desde dentro y en ese momento las aspas del helicóptero comienzan a desintegrarse contra una roca.
Conejo está en el aparato viéndolo y sabe lo que va a suceder. En otras circunstancias podría saltar fácilmente y ponerse a salvo, pero tiene al herido delante de la puerta (es el más antiguo de mis dos compañeros y a pesar de que Kike es el sargento impera la experiencia del más veterano). Le lanzó una mirada a mi compañero Kike que ordenaba «ponlo a salvo» y a continuación le soltó el brazo para que Kike lo pudiera retirar.
Kike tiró fuertemente del herido y lo agazapó en la repisa junto a él, mientras las esquirlas de las aspas salían disparadas en todas direcciones. A continuación, el aparato cayó por el cortado de treinta metros, destrozándose contra el suelo y acabando con la vida de cuantos iban dentro.


"Perdóname, perdóname"
Desde la repisa, Kike miraba impotente lo que sucedía. No podía ser verdad. Seguro que los compañeros están bien. —Tengo que bajar a socorrerlos. Intenta dar aviso del suceso y se ve obligado a hacer cima para conseguirlo. A continuación desciende destrepando hasta los restos del aparato. —La columna de humo negro era visible desde Cármenes, me dijo un compañero de rural. Cuando llega verifica que los tres han fallecido.—Piensa Kike, piensa. ¿Qué hago?
Ya no puede hacer nada por los compañeros, así que se centra en el herido. Busca la camilla entre los restos del aparato, la recoge y sube hasta el herido de la carrera. Se sitúan en lugar seguro y lo introduce en ella. El herido está flipando. Conozco a Kike y sé que le estaría tranquilizando continuamente. No es momento para entrar en shock. Comienzan a llegar los equipos de rescate y contactan con él. Quieren evacuarlo junto al herido, pero él se niega a irse porque quiere colaborar en el rescate de los compañeros fallecidos. Ole tus huevos.
Todos mis compañeros se han marchado para allá, yo estoy solo en Sabero. Haciendo lo único que puedo hacer por culpa de este puto tobillo que rompí. Atender las llamadas oficiales y llorar junto a mi compañera sentimental y unos amigos que se han acercado al cuartel para arroparme en la espera. Oigo por la emisora oficial que ya han evacuado a todos los fallecidos y momentos después llega a Sabero el helicóptero de la Junta. Dentro trae a Kike. Cuando lo veo, no puedo evitar bajar corriendo como puedo las escaleras que me separan del helipuerto y lanzarme a llorar perdidamente, los dos fundidos en un interminable abrazo. ­—¡Perdóname!, me dice. —¡Perdóname…!
No sé si con esto he llegado a acercaros un poco lo que para cada uno de nosotros significa la palabra «compañero». Llevo muchos años formando parte de este foro y sé que todos vosotros nos tenéis un aprecio enorme. Nunca he visto gente más agradecida y comprometida que los montañeros, por eso tenéis que saber que apreciamos mucho todas las palabras y muestras de cariño que nos estáis haciendo llegar".
                                                                                            Anselmo Vidal (www.foropicos.net)







¡¡¡¡¡VIVA LA GUARDIA CIVIL¡¡¡¡¡

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