martes, 5 de octubre de 2010

Gente de aquí El mandato de la historia

Este es el León real

San Froilán desempolva las raíces de una tierra que se entrega generosa a los festejos

Redacción Diario de León

Los pendones apuntan al cielo en la Plaza Mayor a pesar del viento y la lluvia.
RAMIRO

Parece que hay que nacer en León para tener brazos fornidos y destreza apropiada para pinar una vara de cinco metros, que apunte al firmamento sin que el viento, a setenta por hora, distorsione un bosque de pendones rectos como velas. Que hay que ser leonés para retar al olvido y ocuparse del mandato heredado de la historia de salir a la calle a honrar al santo Froilán, ataviado con capa y manteo, cada comienzo de octubre, para enseñar los valores reales de una tierra que vive recia, pero vive. San Froilán despierta a un León que no da guerra y vive bajo el manto de dificultades, el León real, que no se confunde con las realidades presuntuosas que imponen los políticos, ni con otro tipo de sucedáneos, en forma de logotipos y marcas creadas para exprimir dinero por una efeméride. El León real, el de cada año a comienzos de octubre cubrió las calles de León fiel a la llamada. Los carros, los pendones, las doncellas; la morcilla y las parrillas; hasta que la lluvia disolvió el gentío. A los aguerridos leoneses que prendieron 180 pendones del cielo plomizo del otoño leonés, a los miles de almas que acuden cada año a hacer pasillo al desfile de vacas y bueyes y de Cantaderas que se reclutaban para el califa cordobés, a los que no faltan al respeto al calendario que dejaron escrito en mármol las generaciones que preceden, no les importunó la inclemencia del tiempo. Por eso también ese es el León real.

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